domingo, 9 de octubre de 2016

Memorias de un domingo.



Y ahora que va llegando la hora, siento de nuevo el sabor agridulce. Reviso cada camisa y pantalón de mi maleta, cada uno con una historia diferente al igual que cada camino que tomó. Por mi cuerpo invaden sentimientos encontrados, el bello comienza a erizarse, hasta que siento el escalofrío que esté comienza a recorrer cada parte de mi. Es esa misma sensación la que siento en las despedidas.

Y ahora es cuando me quedó en blanco, porque no quiero que mis propias palabras hagan mella, en unos ojos ya cristalinos. ¿Cómo algo que te da la vida, también te la quita? Pues bien, otra de tantas pregunta sin respuesta que tengo que añadir a mi lista.

Odio y amor, pura elección. Mientras que él mundo sigue girando, yo sigo estancándome. ¿Qué tienes, mi ciudad, que me haces volver? Te odio, por la distancia, por tener que dejar atrás y sobre todas las cosas por echar de menos. Pero me enamoras, por sacarme partido, por dejarme ser, sin medias tintas.


Todo está conforme lo dejé. Desordenado. 

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