Y ahora que va llegando la hora, siento de nuevo el sabor
agridulce. Reviso cada camisa y pantalón de mi maleta, cada uno con una
historia diferente al igual que cada camino que tomó. Por mi cuerpo invaden
sentimientos encontrados, el bello comienza a erizarse, hasta que siento el
escalofrío que esté comienza a recorrer cada parte de mi. Es esa misma
sensación la que siento en las despedidas.
Y ahora es cuando me quedó en blanco, porque no quiero que
mis propias palabras hagan mella, en unos ojos ya cristalinos. ¿Cómo algo que
te da la vida, también te la quita? Pues bien, otra de tantas pregunta sin
respuesta que tengo que añadir a mi lista.
Odio y amor, pura elección. Mientras que él mundo sigue
girando, yo sigo estancándome. ¿Qué tienes, mi ciudad, que me haces volver? Te
odio, por la distancia, por tener que dejar atrás y sobre todas las cosas por
echar de menos. Pero me enamoras, por sacarme partido, por dejarme ser, sin
medias tintas.
Todo está conforme lo dejé. Desordenado.
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