viernes, 16 de enero de 2015

Sueños de esos.

Y allí estabas tu preguntandome como me sentía, llevabas varios dias sin verme, y te preguntabas como estaba, me decías. Y allí estaba yo, intentando ignorar tus palabras, de las que no pude contenerme reflejando mi enfado. Me acompañabas a casa, a pesar de todas aquellas palabras que te dije. Cuando rompiste todos mis esquemas, cuando te dije que no podía soportar más esas idas y venidas. Tú llorabas, llorabas como nunca te había visto llorar, diciendome que era yo, y solo yo. Que tu pasado no iba a interrumpir más tus sentimientos, cargabas con un regalo que nunca te atreviste a darme y cuando ya pensabas que todo estaba perdido, me propusiste cogerlo, que aceptara aquel regalo y a cambio me dejarías para siempre. Sin poder hablar, me arme de valor, y lo hice, por fin me atreví a no negarte más besos. Te seque cada una de las lágrimas, mientras de ti, salieron aquellas palabras. Mi nombre susurraban tus labios, acompañado de un, ¿quieres formar parte de mi el resto de tu vida? Sellando la respuesta con nuestros labios, abrazada a tí.
¿Sabes? anoche soñe. Fue uno de esos sueños. No quería despertarme, ya que en los sueños, sí puedo estar contigo.